miércoles, 30 de junio de 2010

Estupideces de mi vida: En ocasiones, mi compañera de curro ve muertos...

Y no es una metáfora, ni una exageración, es tal cual, mi compañera asegura ver muertos. Vaya de entrada que no es que no la crea, en absoluto, creo en esas cosas, y la considero una tía lo suficientemente mística como para eso y más, la gracia reside en todo lo que le conlleva el don (o la jodienda, según quién lo mire).
Al principio de trabajar juntos ella hablaba de “notar energías”, y aseguraba notar algunas en nuestro despacho. Con el tiempo, cuando ella hablaba de esas sensaciones, yo empecé a llamar a la energía “tu amigo”, y cada vez que algo se perdía o se cerraba una puerta por una corriente de aire yo le decía “eso ha sido tu amigo”.
Un día mi compañera se levantó y se largó al baño y a mi, cabrón que soy, no se me ocurrió otra cosa que abrir su Word, y escribir varias veces algo como: “M. soy tu amigo, siempre contigo, no te haré daño…”. Yo esperaba que a la vuelta ella respondiera con un “que cabrón eres…” y poco más, pero para mi sorpresa pegó un grito y un brinco seguidos de algo rollo ataque de ansiedad que se tuvo que quedar sentada con la mano en el corazón e intentando recobrar el aliento durante varios minutos.
Yo alucinando por la reacción le pregunté que como podía asustarse por algo así y entonces fue cuando me dijo que no eran energías lo que notaba sino que veía a la persona en sí. Imaginaos mi cara, mis ojos como platos y mi labio que se arqueaba a punto de explotar en una carcajada.
Lo más alucinante es que ella puede estar tranquilamente trabajando en sus cosas y de pronto pegar un grito y un respingo que porque no hay ninguna lámpara de araña, que si no, la encontraríamos cada vez allá arriba. Uno oye el grito, se gira de golpe y te la encuentras a ella a punto del infarto y te suelta algo como “joder, es que estoy aquí tan tranquila, me giro y me encuentro a este (señalando a su lado donde un servidor no ve nada) plantado mirándome fijamente… joder no te rías (porque ya me estoy descojonando) que lo paso fatal cabrón…”.
En una ocasión pude intuir que en el más allá uno también puede ser gay o hetero, porque la pobre chica abrió el armario y pegó tal bote que se le cayó todo al suelo, me miro y sólo dijo “que estaba ahí dentro…” y yo le contesté “pues ese va a ser maricón, si está dentro del armario…”.
Como os he dicho, la chica es una mística, que si Reiki, que si energías, que si viva el flower power, en una ocasión se metió tal chute de Flores de Bach que el colocón que se pilló me hizo plantearme si no me valdría la pena dejar el vodka con naranja y pasarme a las minidosis de flores. Claro que más barato era el colocón por intoxicación de cola que pillamos cuando hacían obras en el despacho para remodelar el de los médicos, pero esa es otra historia.
Durante las últimas semanas he tenido algunos problemas de salud con mi garganta, al parecer por una posible reacción alérgica, y que ni ganas de escribir nada en el blog tenía, la cuestión es que cuando ya empezaba a ver la luz al final del túnel, para una mejoría, no porque la fuera a espichar, me viene la muy hippie y me dice que lo que tengo que hacer es hacer una meditación en casa, que si quiero ella me ayuda, y que si consigo suficiente relajación conseguiré conectar con la energía de la gente que me rodea y que es muy posible que alguien de mi alrededor tenga la energía en forma de garra y me la haya agarrado al cuello y por eso esté así, que puede ser por envidia o por mala fe, a lo que yo le dije que mejor el cuello que los huevos.
Tampoco sé de que me extraño, teniendo en cuenta que un día le quería hacer una sesión parecida a un amigo suyo, pero como él estaba pendiente de una operación seria y ella estaba resfriada, lo llamó y le dijo que para no contagiarle nada, ella se tumbaría al llegar a casa en el sofá, y que él hiciera lo mismo en su casa y meditarían ambos hasta que sus energías se encontraran en algún lugar del universo para pasarle toda la fuerza que necesitara.
¿Cómo os quedáis? Pues yo, lo siguiente.


miércoles, 23 de junio de 2010

Estupideces de mi vida: Dudas existenciales (V)

Andábame yo en una cola de una tienda de ultramarinos. Las viejas hablando de lo de siempre. La de atrás intentando colarse.
Yo pensé que alguna de ellas era una cochina, olía a bacalao.
Luego me dí cuenta que realmente había bacalao en barreños llenos de agua en el mostrador.
De pronto miro al lado. Leo. Vista al frente. Giro de golpe. Releo. No puede ser.
¿Es una broma? ¿dónde está la oferta? Levanto la vista en busca de una cámara oculta. ¿No hay ninguna organización de consumidores que investigue eso? ¿insinúan que antes las vendían a medio llenar o incluso vacías?
Ladrones!!! peseteros!!
Sois DETTRUTTORE!!!!!

lunes, 7 de junio de 2010

Estupideces de mi vida: Ojos que no ven...

Joder, y nunca mejor dicho el refrán… nunca vino tan al pelo como cuando el sábado fuimos al súper con I.
De entrada yo no iba a ir, pero al final me levanté del sofá y le acompañé. Llegamos y nos fuimos directos a coger número en la charcutería para mientras esperábamos el turno ir comprando lo demás. No seré yo quien diga que las 2 dependientas eran lentas, a mi no me gusta criticar (…) pero vamos, que una baja por stress de esas tías es para echarse a reír y no parar.
Al rato nos pusimos a la cola. Las de delante nuestro las típicas señoras que de todo compran 100 gr. y que cuando crees que ya han terminado entonces exclaman “ay no! Ponme también 100 de chopped de Chernobil” y vuelta a empezar.
Teníamos el 42 y al llegar iban por el 36, calculo que unos 25 minutos después una de las dependientas terminó de atender al 41 y cuando ya nos disponíamos a movernos de la columna donde estábamos apalancados con cara de estar pensando “donde está Al-Qaeda cuando se la necesita?” cuando de pronto la dependienta en lugar de apretar el botón y gritar el 42, se sale del mostrador y se va. En aquél momento ni caso, pero a los pocos minutos les pregunté a I. “donde está la pájara esa?” y me dice “habrá ido al baño…”, y ahí se abrió la caja de Pandora.
Empezamos a divagar con suposiciones del tipo:
- Y porque cuando se ha ido no ha gritado “señoras y señores… me voy a plantar un pinooooo!!!”.
- O porque no ha dicho “ahora vuelvo que me cagoooooooooooooooooo” .
- O también un “ups… ahora vengo que noto un peso en las bragas…”.
- O si era algo más sencillo porque no dijo “me voy a echar un meo”.
Y en ese momento caí en la cuenta y dije “cuanto tiempo lleva fuera? Joder… esta tía no está meando, demasiado rato… joder, joder, joder… que termine la otra de atender porque si no vendrá está y gritará nuestro número”.
Y la otra se lo tomaba todo con calma… con mucha calma…
Y de pronto, de entre las estanterías apareció el uniforme de la charcutera cagona. Evité mirarla mucho, no quería ver si andaba muy abierta de patas o si estaba roja y sudorosa, cosa que hubiera evidenciado un esfuerzo sobrehumano por su parte para expulsar al alien. O si venia con cara de placer por haber reventado después de días sin acercarse a la taza, lo cual me hubiera planteado el dilema de decirle a su compañera algo como “yo de ti si tienes que ir al baño me iría al bar…”.
“El 42!!!!!”, mierda, y nunca mejor dicho, mientras I. desenganchaba su espalda de la nevera de los congelados le susurré un “tira el ticket, perdamos el turno, podemos venir mañana, los domingos abren por la mañana…” pero nada, hizo el pedido.
Y por más que la tía se pusiera guantes, a mi me daba igual, porque total, esos guantes los cogió con la mano. Con esa mano!!!
Yo esta semana no como pavo. Y la que viene ya veremos…

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