
Pero claro, si yo soy el que va a una ventanilla de algún sitio no me puedo mover, y por más que penséis que sería capaz, no soy tan borde como para decirle a alguien “me cambio de ventanilla, es que apestas”, y no suelo ir con un bote de ambientador en la bolsa como si fuera un spray antivioladores, aunque estoy empezando a sopesar esa idea seriamente.
En la oficina de correos de mi ciudad lleva trabajando más de 20 años una tía que si algún día le da por ir a Granjero Busca Esposa creo que la pondrán a dormir con los cerdos. No se puede ser más guarra, seguro que por la zona rondará algún dicho del estilo “eres más guarra que la tía de correos”.
Jamás he ido a esa oficina y he salido pensando “uy, hoy no olía mal” ya no bien, si no “no mal”, jamás. Aunque no estés en su ventanilla, aunque vayas a otra, notas su olor, es tan fuerte que lo inunda todo, estés en la ventanilla que estés. Siempre apesta a sudor, pero apestar con mayúsculas, da igual que sean las 12 del mediodía que la hora de cerrar que las 8.30 de la mañana cuando abren. La tía apesta.
Es algo tan nauseabundo que el otro día cuando fui a mandar un par de cartas certificadas casi os puedo decir que estaba en la línea del suelo donde espera el que va detrás del que atienden, pero es que era brutal.
Cuando yo noto algo así me asaltan varias preguntas: ¿no tienen familias? ¿viven solas y sin relacionarse con nadie? ¿jamás algún familiar o amigo les ha dicho “oye hueles mal”? ¿y sus compañeros de trabajo? Porque desde que yo tengo uso de razón en esa oficina han trabajado los mismos, y sólo en los últimos 3-4 años han ampliado con 2 o 3 más, pero los de siempre… ¿han perdido su poder olfativo? ¿se han sometido a alguna cirugía para extirparse la pituitaria? Y no me digáis que uno se acostumbra, porque a algo así no te puedes acostumbrar, cuando yo curré en una zapatería cada mañana al abrir notaba el fuerte olor de las botas de cuero (malo) que vendíamos y aquello era horroroso.
Total que ir a mi oficina de correos es un constante rezo en la cola para que no te toque la ventanilla de la cerda vietnamita. ¿Estará casada? ¿Su marido se acuesta con semejante olor en la misma cama? ¿A qué huele su casa? ¿Habrá flores vivas en su casa o mueren en cuanto cruzan la puerta? Os prometo que no estoy exagerando. Tal vez la tía no sea más que alguna especie de pokémon mofeta y ese sea su ataque.
Claro que últimamente debe estar de moda eso de no usar desodorante, igual soy yo quien no es IN por usar desodorante y colonia cada día e incluso llevar un desodorante en la bolsa por si en algún momento del día pienso que quizás no me puse. El otro día en el Chonidona, zona congelados, teníamos un hombre al lado que hizo que mi brazo se fuera sin pensarlo a remover el aire en un intento de no oler semejante pestazo e hizo que yo dijera más alto de lo normal “desodorantes al final del pasillo por Dior!!!!!!!” a lo que I., como siempre que hago algo así dijo “que vergüenza Martí…” pues no, vergüenza ellos que van atufando, que hoy en día el que no huele a sudor, huele a alcohol a primera hora de la mañana y el que huele mal lleva el pelo tan grasiento que se podrían freír patatas y churros para quitar el hambre en toda África.
Dudo que esta gente reciba nada por Navidad, porque si ellos van atufando de esa forma, ¿Qué tipo de calcetines deben colgar en la chimenea? Por muy mágico que sea Papa Noel dudo mucho que se atreva a acercarse a semejantes cosas.