
Al principio de trabajar juntos ella hablaba de “notar energías”, y aseguraba notar algunas en nuestro despacho. Con el tiempo, cuando ella hablaba de esas sensaciones, yo empecé a llamar a la energía “tu amigo”, y cada vez que algo se perdía o se cerraba una puerta por una corriente de aire yo le decía “eso ha sido tu amigo”.
Un día mi compañera se levantó y se largó al baño y a mi, cabrón que soy, no se me ocurrió otra cosa que abrir su Word, y escribir varias veces algo como: “M. soy tu amigo, siempre contigo, no te haré daño…”. Yo esperaba que a la vuelta ella respondiera con un “que cabrón eres…” y poco más, pero para mi sorpresa pegó un grito y un brinco seguidos de algo rollo ataque de ansiedad que se tuvo que quedar sentada con la mano en el corazón e intentando recobrar el aliento durante varios minutos.
Yo alucinando por la reacción le pregunté que como podía asustarse por algo así y entonces fue cuando me dijo que no eran energías lo que notaba sino que veía a la persona en sí. Imaginaos mi cara, mis ojos como platos y mi labio que se arqueaba a punto de explotar en una carcajada.
Lo más alucinante es que ella puede estar tranquilamente trabajando en sus cosas y de pronto pegar un grito y un respingo que porque no hay ninguna lámpara de araña, que si no, la encontraríamos cada vez allá arriba. Uno oye el grito, se gira de golpe y te la encuentras a ella a punto del infarto y te suelta algo como “joder, es que estoy aquí tan tranquila, me giro y me encuentro a este (señalando a su lado donde un servidor no ve nada) plantado mirándome fijamente… joder no te rías (porque ya me estoy descojonando) que lo paso fatal cabrón…”.
En una ocasión pude intuir que en el más allá uno también puede ser gay o hetero, porque la pobre chica abrió el armario y pegó tal bote que se le cayó todo al suelo, me miro y sólo dijo “que estaba ahí dentro…” y yo le contesté “pues ese va a ser maricón, si está dentro del armario…”.
Como os he dicho, la chica es una mística, que si Reiki, que si energías, que si viva el flower power, en una ocasión se metió tal chute de Flores de Bach que el colocón que se pilló me hizo plantearme si no me valdría la pena dejar el vodka con naranja y pasarme a las minidosis de flores. Claro que más barato era el colocón por intoxicación de cola que pillamos cuando hacían obras en el despacho para remodelar el de los médicos, pero esa es otra historia.
Durante las últimas semanas he tenido algunos problemas de salud con mi garganta, al parecer por una posible reacción alérgica, y que ni ganas de escribir nada en el blog tenía, la cuestión es que cuando ya empezaba a ver la luz al final del túnel, para una mejoría, no porque la fuera a espichar, me viene la muy hippie y me dice que lo que tengo que hacer es hacer una meditación en casa, que si quiero ella me ayuda, y que si consigo suficiente relajación conseguiré conectar con la energía de la gente que me rodea y que es muy posible que alguien de mi alrededor tenga la energía en forma de garra y me la haya agarrado al cuello y por eso esté así, que puede ser por envidia o por mala fe, a lo que yo le dije que mejor el cuello que los huevos.
Tampoco sé de que me extraño, teniendo en cuenta que un día le quería hacer una sesión parecida a un amigo suyo, pero como él estaba pendiente de una operación seria y ella estaba resfriada, lo llamó y le dijo que para no contagiarle nada, ella se tumbaría al llegar a casa en el sofá, y que él hiciera lo mismo en su casa y meditarían ambos hasta que sus energías se encontraran en algún lugar del universo para pasarle toda la fuerza que necesitara.
¿Cómo os quedáis? Pues yo, lo siguiente.
